1er Septenio (0 – 7 años) – Jardín de Infantes
Refugio y hogar para los niños – “El mundo es bueno”
En La Semilla, comprendemos la primera infancia como una etapa sagrada y esencial para el desarrollo del ser humano. Por eso, en nuestro jardín de infantes ofrecemos un entorno cálido, natural y lleno de sentido, donde cada niño y niña puede crecer a su ritmo, desde:
La experiencia: Todo en ellos es un órgano sensorio, aprenden a través de los sentidos. La semilla que sembramos en esta etapa es la base emocional, física y social que sostendrán todo lo demás. Para que luego, a partir de los 7 años, los niños estén listos para apropiarse del conocimiento desde su propia vivencia.
El ritmo: Actividades artísticas, manuales y hogareñas que contribuyen al desarrollo de la voluntad. Esto da seguridad a los niños y les permite “habitar el tiempo” con confianza, desde la estructura saludable y orgánica de los ritmos diarios, mensuales y anuales.
El juego: Cuando los niños juegan libremente, construyen las bases del pensar, del sentir y del hacer. Es en el juego donde se siembra la confianza en el mundo, la alegría de vivir y la fuerza interior para ser ellos mismos. En La Semilla:
✓ Se cuida el entorno para que sea bello, cálido y lleno de materiales naturales, que inviten a imaginar y a crear.
✓ Se respeta el tiempo de los niños para que jueguen a su ritmo, sin prisas ni interrupciones.
✓ Se protege la infancia de la sobrecarga de estímulos externos, para que así florezca la capacidad de atención, concentración y presencia.
El arte como forma de vida: No se enseña arte: la vida misma es arte. Se pinta con acuarelas, se canta, se modela, se camina en la naturaleza, se cuentan cuentos. Todo estimula el desarrollo emocional, la imaginación y la expresión.
La conexión con la naturaleza: La naturaleza le otorga todo lo que necesita. El niño juega al aire libre todos los días. Esta conexión fomenta la salud física, el respeto por la vida y la comprensión del mundo como un organismo vivo.
Creemos que educar no es apresurar, sino nutrir con amor y conciencia, respetando la individualidad de cada niño y ofreciendo experiencias que despierten la admiración, la alegría y el vínculo con el mundo.
“Educar no es transmitir conocimientos, sino crear un ambiente donde el alma del niño pueda florecer.” — Rudolf Steiner

2do Septenio (7 – 14 años) – Primaria
El grupo crece junto a su maestro – “El mundo es bello”
En La Semilla, comprendemos que entre los 7 y los 14 años el ser humano vive una etapa donde el sentir y la imaginación se convierten en las puertas del conocimiento. La vida emocional del niño es nutrida desde la palabra viva del maestro. Ya no aprende solo a través de la experiencia directa, sino por medio del vínculo afectivo con quien enseña y de la forma en que le es presentada la realidad.
Por eso, ofrecemos un acompañamiento respetuoso, continuo y significativo, donde el arte, la narrativa y la belleza están al centro del aprendizaje.
El sentir como camino: El mundo se conoce a través de lo que toca el corazón. En esta etapa, la conexión emocional con los contenidos es clave. El maestro o guía se convierte en una figura de referencia, que enseña con amor, verdad y coherencia.
El pensamiento vivo: A través de historias, imágenes, ritmos y procesos artísticos, el pensamiento se despierta de forma viva y flexible, sin caer en el intelectualismo precoz. Se cultiva la comprensión profunda más que la memorización.
El arte como medio de aprendizaje: Todas las asignaturas se abordan desde lo artístico: se canta la geografía, se dibuja la historia, se modelan las ciencias. Así, el conocimiento no se acumula, sino que se transforma en vivencia.
Ritmo y estructura: El ritmo diario, semanal y anual continúa siendo esencial. La repetición con sentido, los rituales y la continuidad dan seguridad y orden a los niños, permitiendo que habiten el tiempo de forma sana y consciente.
El vínculo con el entorno: El contacto con la naturaleza, las caminatas, la observación de los ciclos, fortalecen el lazo con la vida y la responsabilidad hacia el entorno. Se siembra una ética viva, no impuesta, sino nacida de la experiencia.
Un aprendizaje con propósito: El conocimiento se presenta como algo bello, útil y conectado con la vida real. Los niños comienzan a descubrir su lugar en el mundo, a desarrollar la voluntad de aprender y a construir herramientas internas para actuar con sentido.
En esta etapa, educar es tocar el alma de los niños a través de la belleza, el arte y la verdad, despertando su interés genuino por el mundo y fortaleciendo su identidad desde lo emocional, lo social y lo creativo.
“La educación debe despertar en el ser humano no sólo capacidades, sino también entusiasmo por el mundo.” — Rudolf Steiner

3er Septenio (14 – 21 años)
“El mundo es verdadero”
En el tercer septenio, el ser humano abre las puertas a una comprensión más profunda del mundo y de sí mismo. Surgen preguntas que tocan el corazón, el deseo de encontrar su lugar y la fuerza para actuar desde su propio juicio.
En La Semilla acompañamos a los niños hasta los doce años, sembrando vivencias y aprendizajes que echan raíces para toda la vida.
Aunque el camino escolar aquí concluya, cada experiencia, valor y descubrimiento vivido en el jardín y la primaria permanece como un faro interior, guiándolos para recorrer esta etapa con firmeza, propósito y libertad.